Como médico, suelo utilizar rellenos de ácido hialurónico (AH) para tratar la pérdida de volumen y las arrugas asociadas al envejecimiento de la piel. El AH es una sustancia natural de nuestra piel, lo que convierte a los rellenos derivados del AH en una excelente opción para el rejuvenecimiento facial, con un bajo riesgo de reacciones alérgicas y resultados duraderos. En el raro caso de que se produzcan efectos adversos, el producto de AH puede revertirse fácilmente con una inyección de hialuronidasa, lo que lo convierte en una opción segura para mis pacientes.
Con los numerosos productos de relleno dérmico de HA disponibles en el mercado, es importante tener un conocimiento básico de sus características fisicoquímicas y propiedades reológicas. Factores como el grado de reticulación, la concentración de AH, el factor de hinchamiento y G′ son muy relevantes clínicamente y pueden influir en el resultado de un procedimiento. Como inyector responsable, siempre me aseguro de tener una sólida comprensión de estos conceptos para seleccionar el relleno más adecuado para cada paciente.
El conocimiento adecuado de la anatomía vascular y de la técnica de inyección también es crucial para reducir el riesgo de acontecimientos adversos. Como clínico, me tomo el tiempo de evaluar cuidadosamente la anatomía única de cada paciente antes de inyectar cualquier relleno para evitar complicaciones como la oclusión vascular. En el raro caso de que se produzca una oclusión vascular, es necesario inyectar hialuronidasa de inmediato, normalmente unas cien unidades o más, y puede ser necesario repetir las inyecciones.
En conclusión, como médico, pongo un gran énfasis en la comprensión de la ciencia detrás de los rellenos dérmicos de ácido hialurónico. Al mantenerme al día con las últimas investigaciones y las mejores prácticas, puedo ofrecer a mis pacientes opciones de tratamiento seguras y eficaces que producen resultados de aspecto natural.