Si está esperando una edad precisa para empezar con el Botox, no existe un número mágico. Normalmente, las personas se someten a tratamientos preventivos con Botox entre los 20 y los 30 años, pero varía en función de su piel y de sus necesidades.
La clave está en prestar atención a la piel y a sus primeros signos. Cuando note que aparecen líneas de expresión, es el momento de plantearse el Botox. El Botox preventivo ofrece una solución para cortar de raíz esas líneas de expresión incipientes, evitando que se conviertan en arrugas propiamente dichas.
El Botox está aprobado por la FDA para personas a partir de 18 años, y muchos expertos sugieren que las personas de entre 20 y 30 años son candidatas adecuadas para el Botox preventivo. Es poco probable que acumule suficientes líneas como para justificar un tratamiento más temprano, por lo que probablemente no sea necesario empezar antes de los 20 años.
No existe una regla estricta sobre la edad ideal para empezar con el Botox, pero es probable que sea demasiado pronto antes de los 20 años. Algunas arrugas tienen un componente genético, así que cuando empiece a notar líneas finas parecidas a las de familiares mayores, puede que sea el momento de someterse a un tratamiento.
La Doctora Luciana Yacomotti a menudo puede identificar áreas para Botox preventivo observando sus expresiones faciales. Tanto si frunce los labios como las cejas o tiene el ceño fruncido permanentemente, ellos pueden localizar los puntos adecuados para las inyecciones. Este proceso reentrena los músculos faciales, evitando la aparición de arrugas más profundas o visibles.
Lo bueno del Botox preventivo es que mantiene la debilidad muscular, reduciendo la necesidad de tanto Botox a medida que se envejece. Los resultados del Botox durarán más y requerirán menos tratamientos, aunque es importante recordar que el Botox no es una solución permanente, especialmente si previene eficazmente las arrugas.
Tenga en cuenta que el Botox es eficaz sobre todo para las arrugas genéticamente predispuestas. En el caso de las arrugas causadas por el sol o por un estilo de vida poco saludable, es esencial un enfoque integral que incluya protección solar, una dieta equilibrada y un cuidado adecuado de la piel. El botox es su aliado en la batalla contra las arrugas de origen genético.
Por último, el Botox ralentiza la actividad muscular, impidiendo la formación de arrugas o, al menos, retrasando su aparición. Las zonas de la frente y el entrecejo son objetivos comunes del Botox preventivo, ya que puede combatir las líneas profundas que le hacen parecer mayor y cansado, y que son más difíciles de tratar una vez que se han desarrollado por completo.